Las alteraciones en la forma o el tamaño de la orejas pueden crear una sensación de gran incomodidad al paciente, que incluso optará por esconderlas debajo del peinado. Es frecuente que niños de corta edad planteen a sus padres la operación, ya que sus compañeros de escuela se burlan de ellos.
La otoplastia o cirugía de la orejas puede ser efectuada a una edad temprana, sin esperar el desarrollo del niño. En orejas demasiado grandes, es posible efectuar una reducción del tamaño de toda la oreja; y las orejas que están despegadas con respecto a la cabeza pueden ser situadas correctamente; los Lóbulos de las Orejas en las que el agujero de los pendientes se han abierto demasiado o se han desgarrado (por el uso continuado de pendientes o traumatismos por arrancamiento de los pendientes) pueden ser reparadas mediante el cierre total del agujero, y posterior recreación pasadas unas semanas; en orejas que tienen el lóbulo demasiado grande en proporción con el resto de la oreja (muy frecuente en personas de avanzada edad), es posible disminuir el tamaño del lóbulo y puede llevarse a cabo durante la intervención de rejuvenecimiento facial mediante el Lifting Facial. La otoplastia en adultos se efectúa generalmente con anestesia local más sedación, pero en niños suele efectuarse con anestesia general.
Para aproximar las orejas a la cabeza, la incisión se sitúa detrás de la oreja, junto al pliegue que forma la oreja con la cabeza, por lo que pasa desapercibida.
Existen diferentes técnicas para efectuar la otoplastia, algunas de las cuales se basan en el debilitamiento del cartílago de la oreja, que permite modificar su forma, y otras se basan en la aplicación de unos puntos de sutura para aproximar las estructuras. El objetivo de ambas técnicas es producir una oreja anatómicamente proporcionada y natural, restaurando o manteniendo los surcos y ángulos normales.
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